Yendo en camino desde Piriápolis hacia el castillo de Piria, puede apreciarse a la izquierda de la ruta que va a Pan de Azúcar, una iglesia en ruinas. Esta iglesia fue diseñada y financiada por el propio Francisco Piria, quien ofreció donarla a la Iglesia Católica. Pero la Curia no quiso aceptarla.
Se trata de una actitud bastante extraña, sobre todo teniendo en cuenta que no iban a faltarle acólitos a esta iglesia. En efecto, este edificio iba a ser el punto focal del Pueblo Obrero, quedando en medio de una plaza proyectada, de la cual surgirían dos diagonales como calles principales. Esos eran los planes.
La mayoría de los autores que han escrito sobre la vida de Piria, o bien omiten o bien restan importancia a esta construcción. Algunos especulan con el hecho de que la Curia rechazó la donación por la filiación masónica de Piria, pero esto es erróneo por entero, ya que la pertenencia de Piria a esa Institución fue brevísima.
Otros prefieren señalar que la utilidad del edificio era poca, ya que el desarrollo de la zona se estaba dando sobre la costa y no allí. Pero Piria, que no era ningún tonto, sabía que ello se ría así y, de todas maneras, construyó el castillo y la iglesia. ¿Entonces cuál fue el motivo?
A la hora de buscar pistas, señalemos algunas particularidades de la iglesia de Piria. Para empezar, está constr uida según las antiguas Leyes de Indias, que marcan que su fachada debe estar orientada hacia el Este, de cara a la salida del sol. Cualquiera puede notar que sólo las iglesias más antiguas de América del Sur respetan esta orientación. Que, dicho sea de paso, es la misma que se establece para logias masónicas y templos de cultos mucho más antiguos que la fe cristiana.
Además, de estar a un comentario realizado por el Sr. Jorge Floriano en el transcurso de sus investigaciones, el diseño buscaba intencionalmente un efecto: que en el equinoccio de primavera, el rayo de sol que atravesase el centro del rosetón a cierta hora del día, iluminase un punto del altar donde Piria dejaría un poco de polvo de proyección (la sustancia que permite la transmutación).

Sin ánimo de polemizar, creo que se equivoca. A lo largo de la historia, los alquimistas no han dejado intencionalmente esa sustancia en manos de terceros. A veces han realizado, eso sí, transmutaciones frente a terceros (generalmente escépticos a los que deseaban convencer, por motivos que sólo ellos saben).
Pero concuerdo con el Sr. Floriano en lo esencial de su idea: es probable que en ese día del año, ese rayo concreto de sol marcara, en la iglesia ya terminada y alhajada, un punto en especial del altar (quizá un pie del mismo) que pudiera esconder algún documento o una medalla fabricada con oro alquímico. Es decir, una prueba del suceso de la transmutación. Lamentablemente, no podemos saberlo. El edificio, cada vez más ruinoso, siempre ha estado en manos privadas. Fue carpintería en tiempos lejanos y, de acuerdo a los datos obtenidos por Grompone para su obra “Asesinato en el Hotel de Baños“, conoció un breve interludio en el cual pareció que sería usado para sus propósitos originales.
En efecto, este autor nos informa que un cartel en los años ’90 advertía lo siguiente:
“Iglesia de la Dormición de María Madre de Dios.
Reconstrucción de esta obra de Don Francisco Piria.
Propiedad privada. No pasar.”
En la actualidad, sin embargo, parecer servir exclusivamente como depósito de leña y amenaza con derrumbarse en cualquier momento. De ser así, será una más de las tantas obras de Piria que engrosará la desmemoria uruguaya, desapareciendo sin que a nadie le importe.
Publicado por pelado1961