La Sierra de las Ánimas es un tesoro natural. Con varios millones de años de antigüedad, es la única sierra de origen volcánico en todo el territorio uruguayo y se encuentra en los departamentos de Lavalleja y Maldonado, muy cerca de la ciudad de Piriapolis.
Es un conjunto de sierras que se extiende desde el sudoeste de la ciudad de Minas hasta el Río de la Plata en las cercanías de Piriápolis. Entre sus cumbres destacan el Cerro Chico de 380 metros de altura, el Cerro de las Ánimas de 501 metros, la segunda cumbre más importante del país, y el Cerro Betete y el Cerro de la Ventana.
Las sierras son de origen volcánico de aproximadamente 500 millones de años de formación. El nombre de la sierra proviene de la leyenda que cuenta que en la noche se puede ver el resplandor de las ánimas de los antiguos Charrúas que allí perecieron, lo que se conoce como “luz mala”. Además, en el Cerro Tupambaé, que forma parte de las Sierras, se encuentran registros de tumbas o “cairns”, construcciones indígenas de ritual funerario declaradas “Monumentos Históricos”.
La sierra es atravesada por el Camino Real, por el que transitaba el Virrey en la época colonial. En su cumbre, el ejército oriental del Gral. José Artigas encendió hogueras que servían para alertar al Cerro de Montevideo sobre invasiones portuguesas.
En el año 1832, la Sierra de las Ánimas recibió al ilustre Sir Charles Darwin, quien realizó un relevamiento de su flora y fauna.
Con las celebraciones de 1930 por el centenario de la Jura de la Constitución, la Sierra de las Ánimas se denominó Mirador Nacional y se erigió un mástil de 35 metros de altura, que portaba el Pabellón Nacional, duplicando en tamaño al existente en la Plaza de la Bandera en Montevideo. Fue el mástil más alto de Sudamérica.
Visitar la Sierra de las Ánimas es un paseo imprescindible para los amantes de la naturaleza y la historia de Piriápolis. Además, ofrece una vista panorámica inigualable de la ciudad y sus alrededores.