Siempre que voy de camino a Punta Espinillo me genera mucha curiosidad una casona que se ve desde la calle a lo lejos en un gran terreno todo abandonado. Muchas veces al pasar me pregunté de quién sería esa estancia y si se podría entrar en ella o sería un terreno privado pero nunca me anime a entrar.
El sábado pasado estaba aburrido y se me vino a la mente esta casona, me puse a buscar información y me encontré con que otra gente entró en ella, filmo y tomo fotos dentro de la casona, no me aguante y decidí ir hasta ahí en ese mismo momento.
Llegamos y nos mandamos de una, la entrada es pequeña y rodeada por una palmera pero se puede ingresar sin problemas. Lo primero que noté mientras hacía el camino de entrada es que la estancia que rodea la casona es realmente muy grande, asombra que una extensión tan grande de tierra esté así abandonada. (¿estará realmente abandonada?)
Al llegar a la casa lo primero que llama mucho la atención es que la estructura está en muy buenas condiciones, se nota la calidad de construcción, si bien no tenemos datos reales de cuando se construyó esta casa por el tipo de construcción seguramente tenga cerca de cien años de antigüedad. El panorama cambia rotundamente al entrar y ver que por dentro si está muy destruida. Las habitaciones que en algún momento tuvieron un piso de madera hoy no tienen y en algunas hay hasta un árbol bastante crecido que llega al techo.
El techo en algunas partes está totalmente destruido y se puede ver claramente el cielo, pero en otros se mantienen todavía algunas chapas y cielorraso. De todas formas hay que tener cuidado si se entra, algo se puede desprender del techo y lastimarnos. Las paredes están grafiteadas, casi todas pintadas por un estilo muy marcado por lo que indica que alguien se tomó el trabajo de hacer la mayor parte. Las puertas ya no existen y alguna que otra ventana todavía mantiene el marco de manera.

Se nota que mucha gente entró en la casa y que lamentablemente algunos decidieron romperla. Nunca voy a entender a la gente que entra en casas abandonadas y las rompe. Lo mágico de entrar en este tipo de construcciones es justamente tratar de mantenerla lo más intacta posible sin intervenir en nada. Los dibujos en las paredes no voy a negar que le dan un lindo toque misterioso y artístico, pero no es lo original y eso también le quita encanto.
No creo en fantasmas, no creo en presencias malignas, ni nada de esas cosas, pero si creo en la energía y la misma dentro y fuera de la casa es muy agradable. Se que se dice por ahí que la casa está embrujada pero en mi caso y sin faltarle el respeto a nadie, creo que son solo mitos.
Si vas por Punta Espinillo no dudes en parar a conocer la casa de veraneo que supo ser de los hermanos Sanguinetti, los mismos que también regalaron la escuela N159 del Rincón del Cerro, estructura construida en el año 1902.
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