El año 2016 fue para mi un año de nuevas experiencias y conocimientos. Un amigo me invito a pasar 10 días en Santiago de Chile y la verdad es que salvó de nombre y por la rivalidad futbolística no conocía nada de Chile, así que me pareció muy buena idea y acepte ir.
Jamas había viajado en avión ya que tan sólo había ido anteriormente a Brasil en ómnibus y a Buenos Aires en barco, por lo que ya desde un inicio el viaje a Chile significaba vivir cosas nuevas.
Para mucha gente viajar en avión es muy estresante y para muchas genera mucho miedo, pero creo que para todo uruguayo que viaje por primera vez a Chile indudablemente alguna vez le va sobrevolar por la mente el ya conocido accidente de los uruguayos en la cordillera de los Andes, y yo no fui la excepción. La verdad es que aunque no lo dijera el viaje previamente me asusto bastante.
El día del viajé:
El día que nos toco viajar llamamos a un uber que nos trasladara hasta el aeropuerto. El conductor era un paraguayo que estaba viviendo en Uruguay. El costo del viaje desde Palermo hasta el aeropuerto fue de 750 pesos uruguayos, unos 25 dólares aprox de ese momento.
Una vez en el aeropuerto de carrasco realmente los tramites fueron muy rápidos. Tanto el check in como migraciones fueron una pasada y el resto del tiempo lo pasamos en el freeshop.

Haciendo un poco de tiempo antes del vuelo
El viajé:
Nos llamaron para abordar el avión y nos sentamos en los asientos número 13, cada uno de un lado de la ventana. Las azafatas empezaron a indicar las medidas de seguridad (creo que fui el único que presto atención) y en unos pocos segundos el avión estaba tomando carrera para despegar.
La sensación del despegue fue muy distinta de lo que yo esperaba, creo que el susto previo me hizo imaginar cosas que luego no pasaron. Si bien era de noche ver un poco de Montevideo iluminado fue muy lindo, pero apenas dejamos Montevideo lo único que se podía ver era oscuridad y cada tanto alguna luz a lo lejos de alguna pequeña ciudad o poblado de Argentina.

Vista de Montevideo desde el avion
El viaje fue tranquilo y salvo alguna turbulencia y pozo de aire todo transcurrió con normalidad, la gente charlaba ( a los gritos) y se mezclaban los tipos de acentos uruguayo/chileno. El griterío de las charlas se quedo completamente mudo cuando el capitán anunció que estábamos pasando por la cordillera y que nadie podía salir de su asiento. El respeto que impone la cordillera es indudable.
Sentados al lado mio viajaba un matrimonio de unos 50 años que al igual que yo jamas habían viajado en avión y el susto que tenian era enorme, creo que sus continuas preguntas ayudaron a que me distrajera y en especial cuando pasamos la cordillera.
Unos 15 minutos después ya se podía ver a lo lejos las luces de la ciudad de Santiago y la diferencia con las luces de Montevideo eran abismales. El avión aterrizó y con el se iniciaban las aventuras en Santiago.
No solo las luces de la ciudad marcaban una diferencia con Montevideo, el aeropuerto de Santiago comprado con el de Carrasco es realmente enorme y obviamente los tramites en Santiago fueron mucho mas lentos que en Montevideo.
Al salir del aeropuerto nos estaba esperando una camioneta que contratamos previamente para que nos trasladara hasta el centro de Santiago. Nos costo 16 mil chilenos, unos 25 dólares, salvando las distancias de uno y otro diríamos que cuesta lo mismo ir al aeropuerto en Montevideo y Santiago.
Al ser de noche la primera impresión en el viaje hasta el apartamento no pude apreciar mucho pero al llegar al apartamento y ver desde el piso 19 la ciudad iluminada ya me daba una gran imagen de lo linda que es la ciudad de Santiago. Nos dimos una ducha refrescante y nos fuimos a comer algo, pero eso se los contare en el siguiente capitulo.
Primera vista de Santiago de Chile en 2016
Cabe aclarar que de aquí en mas voy a contar mis experiencias en Santiago tanto en el año 2016 como 2018 que hasta el momento fueron las dos únicas veces que pude ir.