La Torta de Coco

Hoy fui de compras al centro comercial «Geant» y mientras recorría haciendo compras para la casa, veo en una góndola una torta de color amarillo que me llamo la atención. Fui la agarre y me quede mirando que era, al darle la vuelta por detrás decía «Torta de Coco». Al leer eso automáticamente decidí llevarla, no recuerdo bien pero creo que la ultima vez que había comido torta de coco fue por el año 2006.

No es que la torta de coco me traiga malos recuerdos, pero si me trae a la mente algunos momentos de mi vida difíciles de calificar. Podríamos decir, tiempos de hambre, pero también de mucho empuje y aprendizaje.

En diciembre del año 2003 me vine de Pinamar a Montevideo para trabajar, y con el dinero que cobraba decidí pagarme un curso en el Circulo Informático. El curso me costaba $2200 por mes y mi sueldo era de $2500. El Uruguay todavía atravesaba su peor crisis en años y mientras muchos decidían irse del país yo seguí el consejo de mi madre y me puse a estudiar.

Fue muy duro sobrevivir con tan solo 300 pesos libres del sueldo al mes, pero si quería terminar el curso y aspirar a ganar mas tenia que aguantar esos meses. No pagar alquiler, agua, luz, me ayudaba mucho aunque en la casa de mi padre lo único que había dentro de la heladera siempre era agua fría. El trabajo de empapelador que años atrás le daba mucho laburo a mi viejo, en esa época de crisis desapareció casi por completo y la caída en el alcohol que lo llevara años mas tarde a la tumba, en esos días ya era fuerte.

Yo tenia 20 años y un panorama bastante complicado por delante pero si algo siempre me enseñaron mis padres (mi vieja con echos mas que palabras) es a no bajar los brazos jamas. Un día charlando con mi hermano sobre las panaderías mas baratas donde comprar pan me comenta de una que se encuentra en Pablo de María casi Rivera (Marbella). Esa panadería me quedaba a unas 20 cuadras de mi casa pero si realmente los precios eran accesibles valía la pena ir.

En esta panadería vendían (quizás hoy todavía lo hacen) una torta de coco con un poco de crema en el centro a tan solo $5 pesos. El primer día compre dos y me volví comiendo una en el camino sin saber que esa seria mi comida diría durante casi 8 meses.

Trabajaba de Lunes a Sábados de 23:00 a 7:00, los Lunes, Miércoles y Viernes estudiaba de 8 a 11 y cuando lograba sacar alguna changa con mi padre trabajaba de 8 a 5 martes y jueves. Los tiempos para dormir eran pocos y no era nada extraño irme a trabajar sin dormir, tenia 20 años, podía soportarlo, era el momento.

Así fue como día tras día caminaba esas 20 cuadras para comprar esa torta de coco la cual seria mi única comida del día salvo algunos días en los cuales contaba con algo de dinero extra y podía comprar papas en la feria.

Luego de unos meses me hice algunos amigos y muchas veces ellos al ver que yo no tenia para comer sin que yo pidiera me ofrecían comer en su casa. Luis por ejemplo me acompañaba a comprar torta de coco y muchas veces con la escusa de que compraba para el me dejaba una torta de coco extra. La solidaridad en tiempos difíciles es esencial. 

Cuando termine el curso y ya podía salir a buscar un trabajo donde ganara un poco mas y poder invertirlo en otro curso me fui de Montevideo y cerré la etapa de la torta de coco.

Hoy mientras comía esta torta de coco que compre en pleno 2020 a 71 pesos, (que no tiene el mismo sabor) pensaba en todas las cosas que aquel joven de 20 años soñaba mientras caminaba hasta y de regreso de la panadería. Y creo que si bien esta claro que pase hambre, fueron tiempos de mucho aprendizaje y aun estando en la mala, era feliz. La felicidad es muy rara, quizás no la asociamos a momentos malos pero yo en aquellos momentos de sacrificio, como otros que vinieron mas adelante, fui feliz y lo mejor es que yo lo sabia.

Tenia mis padres, mi hermano, nuevos amigos, una banda de rock, estaba estudiando lo que yo quería y tenia todo un futuro por delante, ¿tenia hambre? si, pero igual era feliz y pude salir adelante.

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