El domingo me desperté con ganas de hacer un poco de ruta pero no sabia donde ir, fui al PC abri google maps y me dije, donde vea algo interesante voy. No demore mucho en buscar apenas unos pocos segundos después vi una capilla que se llama Fenocchi en el medio de la nada y me llamó la atención.
Busqué un poco de información y lo que encontré me encantó así que aprontamos las cosas y nos fuimos camino a Florida. El camino es un poco raro pero muy lindo, pasas por varios pueblos y haces la llamada ruta de la leche hasta llegar a Cardal, apenas estás entrando en el pueblo agarras una calle lateral de tierra y guiándote por el gps vas a llegar bien. Lamentablemente no está muy señalizado el camino, siendo un atractivo turístico debería tener cartelería.
Los últimos dos kilómetros antes de llegar a la entrada de la capilla son por una calle muy estrecha donde solo cabe un auto y los árboles cierran el camino, el marco previo a llegar es genial, y te va preparando para lo que vas a ver al llegar.

Inicio del camino final a la capilla Fenocchi
Cuando el camino de tierra termina se puede ver un cartel que simplemente dice «capilla Fenocchi » y la entrada de un angosto y largo puente de madera. El marco se pone mucho mejor de lo que ya estaba. Mientras te vas adentrando en el bosque y pasas por encima de un pequeño arroyo la sensación de estar en un lugar distinto y de gran energía es muy fuerte.
Cartel de entrada y puente de madera para pasar por sobre el arroyo
Tras caminar unos 50 metros y estar bien metido en el bosque tupido que rodea el arroyo se puede ver la estructura de ladrillos de la capilla por la parte de atrás. Desde ese punto no llama mucho la atención, parece más una tapera, pero todo cambia al llegar a su lateral y ver el frente.
El entorno de la capilla junto con los árboles que la rodean y acogen sumado a la paz que solo se interrumpe cuando el viento sopla y agita las hojas de los plátanos te hace sentir una paz muy grande. Lamentablemente y obviamente la capilla se encontraba cerrada para evitar que esa gente que no sabe respetar robe y rompa. De todas formas, desde detrás del tejido se puede apreciar gran parte de lo que está dentro de la capilla.
El culto que representa esta capilla y su entorno es un tanto trágico y triste. Una familia de inmigrantes italianos decidieron venir a vivir al Uruguay y compraron tierras en el pueblo de Cardal. La familia al llegar se componía por Pedro Fenocchi, su esposa Teresa Marioni y tres hijas María, Luisa y Anunciada . Luego de unos años de estar afincados en nuestras tierras tuvieron 5 hijas mas, Teresa, Petrona, Francesca, Margarita y Dominga.

Alrededor del año 1889 la enfermedad de difteria afecto a cuatro de sus hijas. En un lapso de tres días Pedro vio morir a estas cuarto niñas y el impedimento de aquel momento de poder enterrar en el cementerio los cuerpos llevo a que tuvieran que buscar un lugar de sus tierras que estuviera bien alejado.
En la puerta del lado de afuera hay una cruz que según pude leer en el centro tiene en el hierro formas de manitos, que simbolizan las manos de las cuatro niñas fallecidas.

Cuentan ademas que se plantaron cuatro plátanos en cada esquina de la capilla, uno de ellos ya no esta en pie pero la particularidad esta en los tres que todavía están y es que de cada uno salen cuatro troncos, como si también se estuviera simbolizando las cuatro niñas.

Dentro del dolor que seguramente embargó a la familia Fenocchi el lugar que eligieron para hacer la capilla fue y es excelente. Se respira mucha paz en el lugar y se nota que alguien se encarga de mantenerlo en orden. El domingo estaba el día gris, fresco y por llover por lo que no nos quedamos mucho tiempo pero de no estar el tiempo así seguramente nos hubiésemos sentado en los banco que están alrededor y nos hubiéramos quedado un largo rato simplemente respirando y sintiendo la paz del lugar.
Hay que aclarar algo, no todos sentimos lo mismo estando en los mismos lugares, yo sentí mucha paz y ganas de quedarme pero por su parte Carolina si bien le gustó el lugar la energía que ella sintió no fue la misma y el ambiente combinado con la posible lluvia que se venia llevo a que en un momento me dijera que sentía algo raro en el ambiente y se quería ir.
De todos los lugares como este que fui en el país, creo que no encontré otro que me hiciera sentir tanta paz y tantas ganas de quedarme.
Seguramente volveré en algún momento.