Hoy en twitter vi un video donde una persona le recriminaba a un inspector de tránsito con insultos que lo estaba robando por multarle. Le exigió que le cobre la deuda de contribución que tiene el político Andrade y como si ser funcionario de una intendencia te hiciera compartir los ideales de quienes la presiden lo invitó a mudarse a Cuba o Venezuela por ser comunista.
El inspector realmente reaccionó muy bien ya que no respondió ninguno de los insultos que le proporcionó el infractor y realizó su trabajo de forma correcta y cordialmente.
Luego de ver el video un par de veces quedé nuevamente enojado con este tipo de gente, y digo de nuevo porque es un enojo recurrente. En Uruguay hay una cultura generalizada de rechazo a los inspectores, una de las razones que se esgrime siempre es que los inspectores solo salen a la calle a recaudar, y más cuando se acerca fin de mes o las fiestas de fin de año. El rechazo es tan grande que había hasta no hace mucho una cuenta de Twitter que alertaba donde se encontraban los inspectores (chanchos) y hasta un programa de radio de gran audiencia también lo hacía. (Detestable programa)
Nunca compartí estas ideas y realmente me importa poco si salen en busca de recaudar, mientras yo haga las cosas bien y esté en regla no voy a correr peligro de que me multen. Llevo muchos años manejando y hasta ahora jamás fui multado.
Hay gente que se queja por los radares colocados especialmente en la rambla. A mi no solo no me molestan, creo que deberían existir más, desde que estos radares están hay menos accidentes. Quizás si hay más multas, no lo sé, no tengo ese dato, pero si pasas a más de la velocidad permitida y te multan, no es culpa del radar.
Hace unos años un político uruguayo fue quien violó las leyes de tránsito y al ser multado también llamó cobardemente desde dentro el auto ladrones a los inspectores, esto muestra que no hay escalón social ni político que impida que exista esta pésima cultura anti inspectores.
Pablo Mieres:
Escuché gente enojarse por recibir una multa por ir con alcohol en sangre diciendo que no debería existir esa restricción, que tienen derecho a tomarse un vaso de vino/cerveza sin molestar a nadie. Pero con el criterio de que no debería existir entonces hacemos todo como queremos y vamos contra las reglas impuestas, la calle sería un caos generalizado.
Obviamente pienso que hay zonas donde debería ser mayor la velocidad máxima de 45, pero que yo lo crea no significa que pueda ir a más de esa velocidad. Si el uso del cinturón es obligatorio pero no lo usas, no te quejes cuando te multen. Si estacionas donde está indicado no estacionarse no te quejes si la grúa te lleva el auto.
Cuando hago ruta y el máximo de velocidad es de 90 me suelen pasar autos a gran velocidad pero lo más asombroso es cuando me pasan buses de línea o interdepartamentales que tiene un pegotin que dice que el máximo de velocidad permitido es de 90.
Máxima velocidad 90
Podría poner cientos de ejemplos donde la cultura uruguaya del hago lo que quiero se contrapone contra las reglas pero en todos los ejemplos llegaríamos a lo mismo, el uruguayo se ha transformado en un ser soberbio, irrespetuoso, con poca paciencia y casi nula autocrítica.
Así nos va…