Nos deberían enseñar sobre la muerte desde los primeros años de escuela. No para asustar a los niños, por el contrario para que aprendan lo importante de la vida, vivir.
Si bien existen cientos de religiones y de formas de creencias, lo real es que nadie sabe que pasa después de la muerte. Yo tengo la creencia inexacta de creer que simplemente no hay más nada, una vez que nos morimos simplemente carecemos de conciencia y por ende es como el comúnmente llamado sueño eterno, vacío, nada. Este tipo de pensamientos da mucho miedo, cuando lo analizo (bastante seguido) me entra una sensación de angustia, no es lo que quiero, pero no puedo detenerlo.
Las religiones nos llevan a creer que vamos a una especie de paraíso, que reencarnamos, que nos reencontramos con nuestros seres queridos, pero desde mi punto de vista son solo miedos a la muerte y un placebo para poder llevar una vida «tranquila» y con sentido.
La muerte cuando niño para mi no existía, realmente no entendía el significado de ella. Cuando adolesente me tocó de costado y sin grandes apegos afectivos por lo que en realidad tampoco lo viví. Luego de joven la muerte me entró a golpear la puerta, primero con con mi perro rocky, luego una tía, y más tarde le entre a ver en el rostro de la muerte a mi padre aún vivo.
Cuando tenía 25 años la muerte se me paró al costado y se llevó a mi viejo, pero además le regaló un cáncer a mi vieja. Con 25 años de vida todavía no estaba preparado para entender lo que significaba la muerte y menos tener que vivir sin mis viejos. Mi vieja me intentó preparar durante algunos años pero quizás no con las herramientas necesarias por lo que no logre entenderlo a tiempo.
En el año 2014 la muerte se presentó otra vez con mi madre y si bien ya estaba curtido todavía no estaba preparado. Quizás nunca se está preparado, quizás educarnos desde chicos no mejoraría en nada, pero la experiencia de vida me dice que siempre que estudias algo previamente estás más preparado para afrontar cualquier situación.
Entonces si cuando nos morimos simplemente no sentimos más nada, no hay nada y el milagro de la vida culminó, ¿para que nos hacemos tanta mala sangre cuando estamos vivos? Esa fue una pregunta que me hice tanto cuando murió mi viejo como cuando murió mi vieja. Para que hacernos tanto drama con esa novia, con ese trabajo donde no te reconocen el laburo, con la búsqueda de estabilidad económica si al final nos vamos a morir.
La razón creo es que no sabemos cuándo nos vamos a morir, sabemos que en algún momento pasara pero no cuándo exactamente. ¿Cual es el sentido de la vida? ¿A que vinimos? La eterna pregunta ¿no?
Obviamente no tengo la respuesta pero si la tuviera obviamente la compartiría aunque no creo que tuviera ningún efecto porque nadie volvió de la muerte con conciencia por lo que nadie nos puede dar fehacientemente algo comprobado.
Quizás si desde las escuelas y luego los liceos nos educaran de la vida no solo estaríamos más preparados para afrontar la muerte de nuestros seres queridos, estaríamos más preparados para vivir mejor nuestra vida.