Todas las catedrales en una sola. Todos los grandes siglos del arte cristiano reunidos en una misma obra maestra. En la catedral de Chartres no hay « una » fachada principal, sino tres fachadas que presentan la misma importancia, el mismo desenvolvimiento. La portada románica (Portada Real), que dominan, al sur el campanario viejo, al norte el campanario nuevo (1507-1514), es de una severidad grandiosa.
Ha sido comparada con una « Santa Faz». Encima de la puerta central, bajo un arco apenas roto, Cristo, rodeado de cuatro animales que simbolizan a los evangelistas, asombra por la gravedad de su rostro de anciano, como si acabara de transformarse en el rostro del Padre. Los personajes que, en la amplia repisa de piedra, decoran los pilares de la Portada Real, son obra, sin duda, de la escuela de Suger, que se había trasladado a Chartres.
Las otras dos fachadas, de mucho más suntuosa decoración, datan del siglo XIII. Sus imágenes son numerosas y maravillosas. La fachada norte está principalmente consagrada al Antiguo Testamento, la fachada sur a la misión de Cristo y a la historia cristiana. En el interior, las vidrieras resplandecen, centellean, deslumbran; sus coloridos son llamas de incendio, fuegos ensangrentados, fusiones de oro traslúcido y de azul bañado de sol. Sin embargo, juegan, en el inmenso santuario, con las misteriosas tinieblas, que jamás llegan a disipar por completo.
El Renacimiento contribuyó, a su vez, a decorar el espléndido edificio; rodeando el coro con un cerco de piedra, cuarenta cuadros despliegan la historia de la Virgen y la de Jesús.

La Catedral de la Asunción de Nuestra Señora (en francés: Cathédrale de l’Assomption de Notre-Dame), es una iglesia catedralicia de culto católico bajo la advocación de Nuestra Señora en la ciudad de Chartres, en el departamento de Eure y Loir, en Francia, a unos 80 km al suroeste de la capital, París. Asimismo es la sede de la Diócesis de Chartres, en la Archidiócesis de Tours.
Esta catedral marcó un hito en el desarrollo del gótico e inició una fase de plenitud en el dominio de la técnica y el estilo gótico, estableciendo un equilibrio entre ambos. Es sumamente influyente en muchas construcciones posteriores que se basaron en su estilo y sus numerosas innovaciones, como las catedrales de Reims y Amiens a las que sirvió de modelo directo.

La figura más importante en la historia de esta diócesis fue el obispo Fulberto de Chartres, teólogo escolástico reconocido en toda Europa. En 1979 fue declarada Patrimonio cultural de la Humanidad por la Unesco.
La cripta de Chartres es enorme, la más grande de Francia y una de las mayores de la cristiandad tras San Pedro de Roma y la Catedral de Canterbury. Aquí se pueden apreciar los restos de construcciones anteriores sobre los que se asienta la actual catedral que conforman dos criptas concéntricas. Los restos de la iglesia edificada en tiempos carolingios conforman la base del coro y la girola. Se han realizado excavaciones que muestran restos que se remontan a la época romana. La cripta conserva frescos del siglo XII, además de otras piezas expuestas.
Se exhibe una reproducción de una imagen de la Virgen destruida durante la Revolución; Notre Dame Sous-Terre (Nuestra Señora del Subsuelo), una virgen negra, tal vez una figura precristiana atribuida a la Virgen. En una capilla de la cabecera se encuentra el pozo de los Saints-Forts, nombre que se deriva del latín locus fortis o sitio fuerte. Según la tradición en 858, durante el saqueo de la ciudad por parte de los normandos, fueron arrojados a este pozo las reliquias de San Altin y San Eodaldo, evangelizadores de la ciudad en el siglo III. También se exponen en la cripta diversas piezas como los originales de algunas estatuas retiradas de los portales y que han sido sustituidas por copias para garantizar su conservación.
